Manejar nuestras emociones y pensamientos no es tan complicado…
Darle vueltas a las cosas. Tener preocupaciones constantes. Tensión muscular. Problemas para dormir. Falta de motivación y de energía. Apatía. Ya nada es tan interesante ni motivador como lo era antes.
Estos son algunos de los efectos que los problemas del día a día pueden provocar. Por suerte, tienen solución. Con algunas estrategias sencillas puedes recuperar la energía y la motivación.
Nuestro enemigo: la falta de claridad en cómo afrontar lo que nos preocupa.
La vida nos plantea problemas. Esos problemas nos generan preocupaciones que actúan como un enjambre en nuestra mente y nos impide ver con claridad.
Sin quererlo, desarrollamos una forma de afrontar los problemas que nos provoca más ansiedad, sensación de indefensión y confusión respecto a qué hacer.
Este enjambre de pensamientos puede llegar a ser tan automático que no te das cuenta de que lo tienes, pero sientes sus efectos sobre tu estado de ánimo y tus niveles de estrés. Si te fijas bien, puedes percibir ese enjambre de preocupaciones en los momentos en que te sientes peor.
El sentido común no ayuda
Tendemos a afrontar nuestros problemas de una manera que los cronifica. Nos centramos en lo mal que nos hacen sentir, lo que intensifica esos pensamientos negativos.
Pero existen estrategias que permiten calmar las preocupaciones y encontrar soluciones prácticas.
Estrategias que aportan claridad
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Un puñado de emails no te van a cambiar la vida, está claro, pero te darán pistas de lo que puedes hacer con las situaciones que te preocupan a ti.
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